El firmamento resplandece de claroscuros coronados por la Luna.
La tierra se agita impaciente ante la respuesta a un clamor de tantos siglos.
¡Un grito del universo mismo concibiendo su propio reflejo!
Canto que devuelve la verdad tan codiciada y esperada.
Los sentidos se agudizan, se enaltecen y profundizan;
expeliendo el misterio primigenio de la razón de tal conmoción.
¡Fuerza contrastante. Oda a la vida completamente original!
Fruto candoroso de la realidad
que madura como el sol al despertar entre las sombras.
La creación se sostiene impávida ante tu caricia arenosa.
Tus pilares diamantinos convocan las fuerzas incesantes dando color y forma.
¿Aún recuerdas cuando Eva alzo su mirada inocente y límpida?
Sus pupilas sonriéndole al amanecer guardando ese tesoro en su corazón.
¿Cuánto tiempo ha pasado?
Protagonista de toda la historia.
Pilar del género humano.
Tu ternura convoco mi risa y mi mano te guío todos los años.
Cada paso, cada momento, cada sensación, cada lágrima, cada consuelo, cada esperanza en la cual no has de faltar mujer.
Yo, el tiempo mismo,
¡Levanto mi cáliz por ti!
Escucha lo que tengo que decirte...
Acerca tu oído. Lentamente. Poco a poco.
Tu sangre palpita dulce e impetuosa.
¡Oh portadora de vida. Mira como el mundo continua su marcha!
Siempre rebelde, siempre perseverante, siempre humana.
Esencia que anima todas las virtudes susurrando dulcemente al oído
¡Vamos, anda, camina y mueve el mundo una vez más!
Y la luz se hace infinita y apacible,
tal como fue y siempre debió ser.
¡Salud!